Poco a poco ella se dio cuenta de que el libro que estaba escribiendo, no tendría final , y tenía claro que un dia sin más las páginas de aquella libreta desgastada y mal encuadernada tocarían su fin.
Ella sabía que si no era hoy , sería mañana. Pasaba días y días pensando la fecha, contando cuantas páginas había y cuanto café quedaba.
Aquel era el momento , la última página , una semana , solo una semana y no quería pasarla sentada escribiendo en aquel cuaderno al cuál cada dia se le caían más hojas o se le rompía más el lomo.
Corrío y corrió , tenía un rumbo , si pero ella no lo sabía.
Y allí al final del vagón alguien saluda y se acerca
-Hola soy yo .
-Encantanda yo .
Quizá quedarse en aquel momento para hablar con un desconocido no tuvo sentido pero ahora...
Ahora comparten sonrisas y besos , bolsillos y canciones , vida y muerte .
Días más tarde volvió allí a un estupido y aburrido vagón de la línea 6
Y encontro un cuaderno nuevo , con la portada roja y una caja plateada con una pluma verde , aquellas hojas no parecían tener final y eso le dio esperanzas.
Corrío y busco al desconocido que ya no lo era tanto y grito para que la oyera todo el mundo que le amaba.
Ese momento en que nuestras manos dejen de buscarse , nuestros labios de besarse y nuestros cuerpos de anhelarse , será el preciso instante en el que nuestros corazones deje de latir.
Adoro nuestro caos.
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