domingo, 4 de mayo de 2014

"Fantasías"

Pidió un segundo, un solo segundo y voló en busca constelaciones que conocía tan bien como sus propios lunares.
Entonces, se vio a si misma allí, distraída por culpa de unos ojos tan suyos que, si así lo deseaba, podría ver a través de ellos.
Creyó llorar.
Estaba segura, estaba más que convencida, que allí estaría a salvo, rodeada por unos brazos que pasaron de ser efímeros y fríos a ser cálidos y pacientes.
Unos brazos que se volvían más reales con cada suspiro.
Pensó en no salir jamás de aquel recuerdo y vivir eternamente donde las palabras ya habían sido dichas.
Al instante recapacitó y fue consciente de que, si lo que quería era vivir una fantasía, ella misma podría creearla, pero una vez creeada sería incontrolable como ... Sí como una montaña rusa.
No le importó.
Supo entonces que las mejores fantasías son incontrolables, incontrolables y con sabor a fresas con chocolate y turrón.

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